‹‹Era un jeroglífico tan extraño para mí que no me
podía imaginar que ocultase tu nombre. Yo… ¿quién iba a ser yo, sino una
bandera que nunca tuvo patria? No me conformo ni con mis siete vidas ni con una
simple inmortalidad… No, eso no sería suficiente para olvidar tu risa
hiriéndome salvajemente. Por suerte estos versos quedarán sepultados cuando me
vaya, y jamás, repito, jamás llegarán a caer en tus manos››.
(Caída sin retorno
Sin fondo, sin pozo
Carente de cuerdas para huir de esta estrellada
oscuridad
que ya empezó a alumbrar mi renacer…)
Mi pecho ardió cuando te vio acercarte
Pero no respondió lo suficiente
a tus caprichos de Luna llena
Tus ojos son algo que está por encima de mí,
me han superado y destruido
Y ahora intento olvidarte, bandida,
aunque tu gélido nombre me queme el alma
Encontraré un camino prohibido,
una prueba de que ya no te deseo
aunque la mentira en cenizas me convierta
Dicen que los ojos verdes son traicioneros por
naturaleza
Caigo
Caigo
Caigo
Caigo para no volver a tus brazos, bandida.
(¿Quién iba a ser yo, sino una bandera que nunca
tuvo patria?).