Con el vago caminar de los relojes hambrientos
me acercaba montada en la letra
más callada del abecedario
a un destino insólito que nunca
me estuvo reservado
Quizás estuvo bien imaginarme que me fumo otras vidas
Que el humo de mi imaginación me
cuelgue sobre el precipicio
de mis cinco sinsentidos mejor
construidos. Puede que este punto intente
separar a la libertad del deseo,
que se creía que eran amigos…
Pero yo no era así («No, aquí
solo hay basura…»)
Hoy... felizmente perdida por la
orilla de mis pensamientos más (…)
Todo mi futuro es transparente y
avanzar de espaldas no entraba
dentro de la autoestima que todos
los días
estaba naciendo para arraigarse a
mí
Puede que la mujer que me
descompone en interjecciones
con su traviesa mirada
me pida permiso para aniquilarme
con sus besos
la poca poesía de verdad que
mojaba el vaso más frágil.
Me encanta tu grito en versos. El humo y la interjección se conjugan perfectamente con tu talento y el hambre con el que escribes. Se palpa tu gusto natural y estridente del que no se necesita lima por tu parte.
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