Érase una vez un huevo como pera
Cuyo cerebro puede uno coser a la
barriga
Un día lo vi en mi cocina
Tan huevón era que no cerró mi nevera
Érase una vez una tortilla
Que le hizo de peluquín un año entero
Pero el horno es tan dicharachero
Que me lo aconsejó para amasar la
tarta rica
Porque una neurona no llena una
huevera
Pero sí el pus que corre por sus venas
No quisiera que mis palabras fueran
confundidas
O que estos versos abriesen cien
heridas
Solo quiero al lector retar a un juego
Tras las cuatro estrofas haber leído
No acabar sin haber cuatro mil risas
tenido
Pues lo bueno, si breve, cuatro veces
huevo.
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