miércoles, 2 de enero de 2019

El despertar de la brisa más destructiva




Dejaré simplemente que todo acabe conmigo cuando se bajen las persianas del ocaso. Que el sabor de la paz desintegre mi cuerpo, que me tome entre sus brazos como a un muñeco de trapo, que con la caída de la noche mi fuerza se libere. Mi libertad será el mejor verdugo de mi calma, esa que tantas veces intentó ahogarme… El despertar de la brisa más destructiva por fin sacaría mi figura decadente de entre las únicas cenizas que quedaron de mis poemas.
            Mis días podrían morir y resucitar en la frontera más peligrosa de un microsegundo. Sería yo, solo yo, más fuerte y más llena de mi verdad. Ya se fue la Diva caprichosa que solía ocupar mi lugar y coartar el ímpetu de mi poco silenciosa tinta. Puede que sea una desobediente sin remedio y solo intente transformarme en mi propia revolución… pero… quién soy yo para ir a contracorriente de la naturaleza… Quién soy yo.
Mi esencia ha conseguido dividirme en millones de bellezas distintas… Solo una es visible. Mis huellas sugieren que soy una más entre todo en fango que otros pisan, y quizás… quizás haya nacido para latir por encima de todo eso.
            Mi única Diosa es esa ley que debe romperse.


                   Escrito: 18/09/2018
                       Irene Castro

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