Desde mis orígenes

Echo de menos tu sonrisa en este jardín de flores vagabundas, equivocadas de perfume, de nombre... de rostro. Qué aventura será esta, que me está dejando sin armas para seguir escribiendo un silencio cualquiera en mis mañanas; ya estoy llena de las marcas de mis antiguos delirios y ahora quiero desbordarme contigo.

     Lujuria de mente despierta y sonrisa en erupción eterna, no has tenido que secuestrar mi alma para pintarla de tu rabiosa dulzura. Eres ese baile que lleva desde mis orígenes ese baile que lleva desde mis orígenes acariciándome la piel; siempre he respirado la entereza de tener mis manos llenas de versos para intentar describirte. Cuerpo de sirena libre, ningún esclavo de fantasía te ha atado a una cola para deshumanizarte. Corazón entero, que no ha sido corrompido por el arte...

     Yo tampoco quería, pero jamás me arrepentí de llamarte mi princesa...
                                                                                                        [...]


No, mira, yo no puedo concentrarme en un pequeño planeta; necesito ser ese universo de sensaciones que se expande por tu cuerpo y renace con un beso tuyo. Estoy harta de querer confirmar cada microsegundo que me deseas, y creo que empiezo a entenderte. Si tus besos se tatuasen en mi piel, mis pechos serían la sangre de las voces rebeldes que en el corazón de la gente palpitan...
     Eres parte de la vida que me abraza por los hombros desde aquella vez que dejé de ser una mentira. Tu sonrisa más débil es la más arriesgada aventura; yo soy un terremoto inconformista que sacude los desiertos y levanta los brazos hundidos del mar.