¿En qué momento me he perdido a mí mism...e..., en qué momento mi agonía se ha vuelto tan eterna y tan frágil? Dadme otras veinticinco razones para seguir llenando mi existencia de versos sin sentido. Toda la vida ha ido demasiado rápida, y olvidé mi propio nombre para tatuar el de él en mi piel marcada por mi rebeldía, en mi desnudez, en un cuerpo al que halago pero que yo no quería...
Este es el diario de mi Decadencia pero también de mi Renacimiento, como quien acaba de recuperar algo que creía perdido para siempre. Yo soy mi más peligroso incendio, yo soy mi única perdición, y mi tormento, y mi perdón. Cada día es una lucha sin tregua y sin heridos por concederme la paz, por hacerles el amor a todos mis miedos con tanta fuerza que el orgasmo sacuda con suerte trece universos al mismo tiempo. ¿En qué momento dejé de creer en mí?... En qué momento renací, y simplemente cómo he podido perdonarme...
Demasiado pelo en las piernas para que me quisieran.
Demasiadas estrías deslizándose por la redondez de mis caderas.
Demasiadas excusas para no seguir volando.
Hoy he sabido de nuevo que soy el desorden y la luz de los truenos de un mañana que tomó mi mano.
Pagué mi propia vuelta
con la inocencia y con la vida.
Es la decadencia la sombra de todo renacimiento. Son las palabras volutas que rodean la ilógica de nuestra razón.
ResponderEliminarDichoso tu renacimiento irene
¡Muchas gracias! Es un placer verte de nuevo :)
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