viernes, 8 de diciembre de 2017

Libre(s)

Aminata salió de su piso un rato para tomar el aire. Había vuelto a discutir con sus padres por lo de siempre: no querer casarse, no pensar en novios, vestir de manera distinta a lo que ellos quisieran... La chica era atrevida, quería solamente vivir feliz y dejar que las estrellas que decoraban aquella noche reluciesen para que ella pudiese disfrutarlas más que nadie... Porque la sociedad estaba muy, muy ciega, y poca gente podía apreciarlas así.



Su escote no hacía daño a nadie, y ella lo sabía. Tampoco lo hacía que usase maquillaje, o que no lo usase. Ella era libre y solo suya; nadie podría cambiar eso.
     Caminó un buen rato admirando su pelo meciéndose y dejándose llevar por la brisa. Entonces se sintió transportada a otro lugar que parecía un puerto diminuto en donde había anclado un único barco que la esperaba para llevarla a una nueva vida.
     ¿Por qué no lo hacía? ¿Por qué no cogía todos sus ahorros y se marchaba? Aminata había estado dando clases particulares durante más de dos años sin que sus padres se enterasen, por lo que tenía muchísimo dinero del que ellos no sabían nada.
     La muchacha bailó consigo misma siguiendo el sonido del mar, dando vueltas alrededor de las farolas, recogiendo las piedras más bonitas que, pese a la oscuridad, podía ver. Porque ella podía mirar el mundo sin los estúpidos filtros de la sociedad. Nada era imposible: ella cogería un tren o un avión desde su ciudad, siguiendo su barco imaginario, trabajaría mucho y terminaría sus estudios algunos años más tarde, lejos de allí. Cumpliría más sueños por el camino, como el de educar a la gente para que se respetase incondicionalmente a las mujeres...

Hoy, 8 de diciembre de 2017, Aminata es la cantante favorita de muchas chicas que necesitan que alguien les diga que son muy valiosas, muchísimo más que un simple aspecto físico... Bueno, tal vez yo me lo haya inventado todo, pero ¿cuántas serán las que hayan sido repudiadas por su familia por querer vivir sin cadenas ni convencionalismos y se hayan tenido que ir de sus casas, incluso de sus países? Aminata no ha olvidado nunca de dónde viene, y sigue guardando las piedras que recogió aquella vez para recordar que todavía queda muchísimo por hacer. Jamás dejará de ser esa joven que bailó en un puerto (no sola, sino consigo misma), prometiéndose ir a por sus metas.
     Ah, y ni está casada ni tiene hijos, y sale con quien quiere y cuando quiere.

     Pasemos mucho de la sociedad.

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